En los procesos de integración de los inmigrantes, vemos que hay varios ámbitos que están resueltos y al alcance de cualquier persona. Afortunadamente, de hecho, nuestra sociedad ha conseguido unos parámetros de bienestar que hacen accesible a todos la sanidad, la justicia y la escolarización.
Tenemos dos grandes problemas: el trabajo y la vivienda.
El mercado de trabajo necesita personas con cualificación; por eso es tan importante que el éxito escolar sea habitual en todos los estudiantes, porque es la puerta de su futuro. En este sentido, todo el esfuerzo de las entidades y el voluntariado en el refuerzo escolar de los adolescentes es de un valor que nunca agradeceremos suficientemente.
Por el contrario, en el campo de la vivienda tenemos serios problemas, derivados de los elevados precios -tanto de compra como de alquiler- que hacen que las personas con poca capacidad adquisitiva se vayan concentrando en determinados barrios que se convierten en marginales.
En este sentido estos días los medios de comunicación destacan -sorprendentemente- que el precio por m2 de la vivienda en Ciutat Vella es uno de los más altos de Barcelona. Las nuevas promociones y rehabilitaciones de vivienda están produciendo una situación difícil: por un lado se incrementa el número de alquileres en plan "piso turístico" que explican la subida de los precios. Pero por otro lado, como el número de habitantes -especialmente recién llegados- se mantiene estable, esto implica que están aumentando los "pisos-patera", como así hemos podido comprobar.
Aunque esta es una cuestión que no se arregla en cuatro días, sería deseable más empuje por parte de la administración para afrontarlo y dar soluciones.