Si bien es cierto que algunos colectivos de inmigrantes, especialmente de América Latina, han vuelto a los países de origen, se constata que no son tantos como se pensaba, por la sencilla razón de que, aunque aquí están mal, en su país están peor. Además, estamos asistiendo a un nuevo fenómeno: algunos de los que han regresado a su país de origen, vuelven a venir aquí, dado que las expectativas que tenían no se han cumplido.
Este fenómeno, aunque minoritario, produce un nuevo trastorno en la juventud, pues llega un momento en que están desarraigados de todas partes. Por eso es básico atenderles y ayudarles a enraizarse en nuestro país. Lo facilita de una manera grande el trabajo de los voluntarios de las muchas entidades que actúan en este ámbito, pues la relación de proximidad entre un joven y un voluntario produce unos lazos afectivos personales que le facilitan seguridad y el logro de las pautas de convivencia de nuestra sociedad.
Consideramos que sería provechoso hacer un estudio a nivel universitario para comparar los datos sobre inmigración y convivencia en cuatro lugares representativos de Cataluña: Salt, Vic, Figueres y El Raval de Barcelona. Sin duda aportará pautas para desarrollar los factores positivos que han producido la paz social que disfrutamos.
No podemos pensar que el fenómeno migratorio se haya terminado. Parece que la economía empieza a remontar, aunque muy despacio, y se irán creando puestos de trabajo. Como los lugares de más bajo nivel no les quiere hacer la gente de aquí, esto dará lugar a una nueva ola de inmigración para cubrir estos trabajos. Por eso hay que seguir estudiando y profundizar en los procesos de atención e integración de los inmigrantes.