No encontramos diferencias de comportamiento ni de preocupación por los hijos en función de las diversas etnias y culturas. Igualmente ocurre con los hijos, la segunda generación, que se van agrupando por intereses (deporte, teatro y otros hobbies) y no por las razas o países de procedencia. Y a ello han contribuido decididamente las escuelas y las entidades que facilitan esparcimiento y apoyo educativo.
Pero seguimos sin resolver el paso de la edad escolar al trabajo, porque muchos de los hijos de inmigrantes siguen sin poder trabajar por los problemas de legalización y de "papeles" de sus padres. Y esta situación puede producir con el tiempo el estallido social, que hasta ahora no se ha producido en barrios conflictivos debido a que tenemos una gran red social: escuelas, parroquias, servicios sociales, entidades, y la gente, que se han preocupado de resolver los problemas inmediatos y cercanos.
De acuerdo con los estudios más avanzado, hay que ir progresando en el desarrollo de seis valores básicos, aceptados por todas las culturas y religiones, que facilitan la convivencia: sabiduría, coraje, humanidad, justicia, templanza y trascendencia.