En los procesos de ayuda a las personas inmigradas es muy eficaz la mutua colaboración entre las distintas entidades. Trabajo en red. Y esto se da con muy buen resultado en el barrio del Raval, así como en otros lugares.

La atención personal debe primar sobre las estructuras y "organización". Constatamos que a veces se "pedalea" mucho y -pese a las inversiones de dinero- no se llegan a resultados tangibles en cohesión  y desarrollo social.

Es evidente que, de vez en cuando, existen problemas y conflictos. No debe sorprendernos: esto es la vida. Afortunadamente, se van afrontando y resolviendo con la participación de las partes implicadas. Habitualmente las familias colaboran en estos casos, porque quieren sacar adelante a sus hijos.

Pero a veces se producen casos de absentismo escolar por una actitud de los padres que conducen a sus hijos a la segregación escolar: chicas que no hacen deporte a partir de los 14 años porque sus padres no las dejan, etc. En estos casos es necesaria una acción contundente y concertada entre la escuela, las entidades, los servicios sociales e -incluso- la administración de justicia. Y se arreglan casi todos los casos.

La escuela es el factor primero y que tiene mayor incidencia en la cohesión social. En el caso de los inmigrantes –pero en todos en general– facilitar hábitos en los alumnos es fundamental, porque no tienen puntos de referencia y esto los hace muy vulnerables. Hay que transmitir pocas pautas de funcionamiento y "perseguirlas"; de esta forma se supera su inseguridad y se consolida la personalidad.

Contribuye mucho en esta línea el trabajo del voluntariado en las diversas entidades.