En este sentido, se constata que algunas colectividades, como los gitanos, chinos y pakistaníes, tienen mucho más asumida la importancia de la disciplina, el esfuerzo, el trabajo y el principio de autoridad con los hijos que otros grupos. Esto favorece que los hijos tengan pautas de funcionamiento y superen la inseguridad provocada por las migraciones.

El deporte va muy bien para aglutinar a los jóvenes en proyectos colectivos, y fácilmente se genera una dinámica de mejora personal, a la vez que se facilita un seguimiento por parte de los responsables. Las familias de los jugadores generalmente lo ven y lo valoran, aunque hay casos que creen que sus hijos serán unos cracs y producen situaciones de violencia en los partidos. El problema no son los jugadores, sino sus padres.

Es muy destacable la capacidad de emprendimiento de los inmigrantes. Donde los autóctonos ven los riesgos, ellos ven oportunidades.

En ocasiones, las relaciones familiares son conflictivas. Últimamente se está extendiendo una violencia hacia los mayores por parte de los hijos y nietos, que es un indicador del estado de nuestra juventud; de modo que la administración pública está investigando y preparando programas de apoyo para dar pautas y recursos para abordarlo y contribuir eficazmente a la solución de los problemas.

La pandemia ha abocado a la exclusión social a más de 11 millones de personas en España. Es necesario seguir afrontando esta prioridad. Pero al mismo tiempo encontramos situaciones de pobreza "extraña": familias sin recursos para el día a día, pero con aparatos electrónicos de última generación: móviles, tablets, etc. La relación personal que se produce en las entidades que ayudan, facilitan una educación y una transmisión de valores para colocar las cosas en su sitio.