Como el pasado mes, uno de los temas tratados es la reciente reforma del reglamento de la Ley de Extranjería, que facilita la concesión de permisos de trabajo y residencia a los menas. Es un gran paso adelante, pero todavía no se han publicado las normativas de procedimientos (parece que será en enero) y por tanto de momento estamos donde estábamos, aunque con una luz al final del túnel.

Esta lentitud de la administración se nota también en otros ámbitos, por ejemplo, en la administración de justicia. Estamos asistiendo a un incremento de la violencia callejera, hurtos y degradación del espacio público, etc. Cuando se consigue detener a los infractores, hay que esperar dos años hasta que se celebra el juicio “rápido”, con el que la sensación de impunidad crece, lo que incrementa la alarma social.

Estamos acabando de salir "oficialmente" de la pandemia, y constatamos que globalmente los servicios sociales han estado desbordados y -sobre todo en un principio- no han dado respuesta a las necesidades que se iban planteando. En cambio, muchas entidades organizadas y sobre todo la gente -mucha gente- han sido capaces de actuar directa y rápidamente, superando la rigidez de las estructuras públicas. Lo que nos confirma -una vez más- que la relación personal es clave para resolver muchas situaciones de pobreza, marginación y exclusión social.

En este proceso para conseguir la cohesión social, deben seguir dándose pasos para superar las situaciones de segregación, tanto escolar como del uso de los espacios públicos. Cuesta mucho conseguir que las diversas comunidades se relacionen y mezclen en la vida cotidiana, y tienden más a hacer “su vida” en grupos cerrados. Así, por ejemplo, los filipinos juegan a baloncesto en una plaza y los dominicanos en otra del barrio, pero no se mezclan. En este sentido, se valora la actividad de los equipos deportivos multiétnicos de Braval.

Todo este esfuerzo en ocasiones no se refleja en la información de los medios, porque están condicionados por los planteamientos e intereses de las empresas propietarias.

Se valora también la necesidad de incrementar las ayudas a los países de origen, para que la gente no tenga que emigrar. Emigran quienes tienen más capacidad y empuje, lo que produce un mayor empobrecimiento de estos países, porque pierden a las personas que más podrían hacer para salir adelante.