Hoy ha sido la primera Conversación post-pandemia. Una gran alegría, y al mismo tiempo un momento agridulce, porque es la primera vez que Núria Gispert no está, después de quince años de no fallar nunca. ¡Como la echamos de menos!

Ayer se aprobó la reforma del reglamento de la Ley de Extranjería, que facilitará la concesión de permisos de residencia y trabajo a menores extranjeros no acompañados (menas) y a los inmigrantes ex tutelados al cumplir 18 años, para evitar que caigan en la ilegalidad. Debemos estudiarlo y ver la "letra pequeña", pero es un paso adelante, repetidamente reclamado por las entidades que trabajan en este campo.

Por otro lado, se constata la invisibilidad en los medios de muchas tareas de las entidades involucradas en la atención social, a la vez que desde los poderes públicos las ayudas están condicionadas a unas rigideces excesivas, argumentando el garantismo que exige la legalidad.

En cambio, la ayuda personal es inmediata, muy efectiva, rápida, y crea vínculos afectivos personales entre quien ayuda y el ayudado, que en ocasiones son vínculos que quedan para toda la vida. Ayudar a la gente personalmente da sentido a la vida. Todo el mundo puede y debe ayudar, prescindiendo de la religión, origen, ideología, etc.

Se destaca la importancia del trato con periodistas y medios de comunicación para que informen cuidadosamente sobre los aspectos relativos a la inmigración, destacando el aspecto de las creencias -elemento clave en la personalidad- la cultura y las costumbres. A veces no se habla de la fe, como si fuera un tema tabú.