La pobreza energética condiciona el desarrollo normal de muchas familias. Aquí, de hecho, tenemos menos pobreza energética que en otros países, porque aquí tenemos un clima más benigno y muchas personas no entran en los estándares comunes a toda Europa. Sin embargo, se calcula que en España hay casi cinco millones de personas en situación de pobreza energética.
En el ámbito educativo se constatan las dificultades para encontrar puestos de trabajo en prácticas para los alumnos de ciclos formativos y programas de formación inicial, con la consiguiente dificultad para facilitar el ascensor social.
Se produce un cierre de horizontes en los jóvenes, que lleva en algunos casos a la radicalización y en querer romper los lazos con la sociedad, incluso cayendo en las redes yihadistas. Esto ha supuesto una mayor actuación policial que, a veces, no tiene más remedio que ir al "mogollón" y detener a más personas, para que "nadie se escape", y luego ya los sueltan. Estas actuaciones producen miedo en algunos colectivos, y estigmatización por parte de los vecinos de la población, provocando marginación y falta de cohesión social.
Es fundamental conseguir la normal relación entre jóvenes procedentes de diversos países, tanto evitando la formación de grupos del mismo país en las aulas escolares, como facilitando la "mezcla" en los tiempos de ocio. En este sentido, es muy positiva la experiencia de los equipos deportivos multiétnicos.