10 años de aportaciones a la convivencia para construir la ciudad inclusiva a la que aspiramos
Con esta Conversación llegamos al final de los primeros 10 años de esta actividad. Hemos mantenido 81 conversaciones y han participado 379 personas diferentes, que han puesto sobre la mesa su amplia experiencia, por lo que nos hemos enriquecido todos, ampliándonos horizontes, y facilitando que hagamos mejor este trabajo tan necesario para contribuir a la cohesión social.
A partir del hecho de que hay un grupo amplio de chinos católicos que se reúnen en la parroquia de Lourdes para sus celebraciones litúrgicas, se constata la dificultad para hacerlos participar del tejido social normalizado.
Esto también ocurre con personas de otras religiones. Pero poco a poco se va consiguiendo que se vayan incorporando a nuestra sociedad. Por las experiencias que vamos contando, parece que un factor clave es que se genere una relación personal, que facilite la confianza mutua, y de esta manera estas personas se dejan ayudar, porque comparten objetivos comunes.
En este sentido, mezclar la diversidad en proyectos colectivos (deportivos, de ocio, culturales, etc.), favorece el conocimiento mutuo. El espacio determinante para esta mezcla es la escuela, así como las entidades de ocio.
El respeto a todas las creencias es básico, así como la determinación de manifestarse, de manera que nadie se sienta ofendido ni menospreciado. El conocimiento directo de la propia creencia y de la de los demás hace posible que se superen los estereotipos con los que muchas veces se funciona por la vida.