En los procesos de cohesión social, además de pensar en la integración de los inmigrantes, debemos pensar y actuar también en la forma en que las personas autóctonas se acercan a ellos.

 

Muchas veces funcionamos por estereotipos, algunas veces dejándonos llevar por los rumores, por falta de conocimiento directo. Cuando este se da, vamos pasando de pensar en "autóctonos" y "inmigrantes" a pensar en "ciudadanos". Por este motivo se ha de incidir más en la consecución de los derechos y los deberes que conlleva vivir en la sociedad acogedora.

Un factor que lo facilita es el esfuerzo de promover la "mezcla" de niños y jóvenes en el sistema escolar, pero todavía hay muchas dificultades para conseguirlo, entre otros motivos, por las actitudes personales de unos y otros. Se han hecho experiencias diversas de matriculación en otras zonas, pero el resultado global es bastante decepcionante, porque los alumnos inmigrantes se recluyen en sí mismos, así como los autóctonos. De modo que se producen grupos cerrados para encontrar la propia seguridad.

 

Esta mezcla se da con más normalidad en las entidades de ocio, pero habitualmente dentro del propio barrio. Esto es producto de que la gente busca la proximidad. Habría que fomentar más las relaciones entre entidades de diversos barrios, dado que en unos hay más inmigrantes y en otros menos, para lograr el mutuo conocimiento y una convivencia enriquecedora. En este sentido, se constatan las ventajas de participar en las competiciones deportivas globales a nivel de la ciudad, como se hace en Braval.

 

La promoción del ascensor social es un factor fundamental a la hora de conseguir la convivencia y la cohesión social.